AFAVIT

¡Tiberio vive hoy!

Testimonios de la vida de un mártir, Tiberio Fernández Máfla

Autor: Habitantes de Trujillo

​

Introducción

​

Les escribimos de aquello que ya existía desde el principio, de lo que hemos oído y de lo  que hemos visto con nuestros propios ojos. Porque lo que hemos visto y lo hemos tocado con nuestras manos. Se trata de la Palabra de vida. Esta vida se manifestó: nosotros la vimos y damos testimonios de ella, y le anunciamos a ustedes esta vida eterna… 1 Juan 1, 1-2.

​

Este libro, es un libro de la vida-muerte-vida, en él recorreremos el itinerario del país, la historia particular del Valle, de una familia campesina, FERNANDES MAFLA. La historia del pueblo de Trujillo, con voces silenciadas, con proyectos de vida exterminados entre los años 80 y mitad de década de los 90, historia de la barbarie y de la crueldad expresada con crímenes de lesa humanidad, historia de impunidad de parte del Estado Colombiano, sin que nada cambie, ¡porque esa historia se repite hoy¡

​

El libro de la vida, en el cual, el Padre Tiberio, Párroco de Trujillo, es el fiel reflejo de lo que le pasó a más de 300 personas de la región de Trujillo, a 38.000 víctimas de crímenes de lesa humanidad ocurridas en el país entre los años 1966-1998.

​

Vamos a encontrarnos con cuatro capítulos, escritos con puño y letra de las y los campesinos de la región, son huellas de sufrimientos, de esperanzas, de alegrías, de luchas incansables, de afectos entrañables, de actitudes de fe a un Dios que acompaña e ilumina, libera y sostiene, de miedos y esperanzas.

​

El primer capítulo nos sitúa en el contexto socio-político y económico, como clave de lectura y lugar de los hechos.

​

El segundo capítulo nos abre el camino hacia La Vigorosa, lugar donde nació Tiberio; nos encontramos con sus travesuras de infancia, sus búsquedas, el olor a caña de azúcar, su sencillez, y humildad campesina que contagia, que refresca la vida.

​

En el tercer capítulo encontramos al Pastor convertido en uno más dentro del pueblo, es el ovejo, así lo pintan y lo recuerdan. Es un capítulo lleno de colorido, es el Sacerdote amigo, hermano, profeta, músico, empresario popular, loco por el pueblo y en su opción por Dios, encarnado en los más pobres. Es el hombre carismático y creativo de donde brota el evangelio de Jesucristo, hecho donación total, hecho justicia, hecho conciencia subversiva. En este capítulo se encarna el pensamiento, los sentimientos de la gente del pueblo de Trujillo, la expresión artística infantil y de las y los jóvenes que escuchan a diario la memoria de Tiberio y de cada una de las víctimas de esta cruel masacre.

​

El cuarto capítulo nos enfrenta con su martirio, ¡el  de Jesucristo hoy¡  La servicia, la crueldad, la represión con todos los mecanismos estatales de muerte y impunidad.

​

Como pueblo creyente, van más allá de la muerte y encontramos los símbolos de la resurrección, de la vida de nuestros mártires, de un Tiberio que hoy sigue vivo y actuando en las pequeñas comunidades de resistencia en medio de la guerra.

​

Iniciemos este itinerario, dejándonos sorprender y tocar por los relatos del pueblo. Captando el rio Cauca convertido en baño de sangre, contemplando muchas veces los árboles, símbolo de la luz, que aparece muchas veces, luz de esperanza que no logran apagar; invadiéndonos de Dios que libera en el amor, que opta por los más pobres, pintando otros arco iris, en la diversidad y pluralidad de pensamiento, como lo hizo Tiberio, quien asumió la diferencia de creencias como riqueza, desentrañando rostros dibujados por niños y adultos de Trujillo, ahí descubriremos la ternura y la esperanza, la lucha contra la impunidad y la construcción de justicia.

​

Debemos seguir escribiendo este libro con nuestra sangre, con nuestros sueños, con nuestras memorias reprimidas, con nuestras lágrimas y alegrías que siempre surgen a flor de piel, ¡porque nuestra libertad de expresarnos nunca nos será arrebatada!

​

Seguiremos escribiendo la historia silenciada, la verdad desde las víctimas, es la Palabra de Dios hecha hoy vida en cada una y en cada uno de los mártires de nuestro pueblo. –Maritze Trigos Torres.

​

Fragmento del libro